Como las naciones, las organizaciones y todas las comunidades: la familia encuentra su destrucción desde adentro y solo se distrae la atención buscando enemigos externos. Si dentro de un grupo hay amor, respeto por la dignidad del individuo, comunicación que facilita la convivencia y una misión compartida, hay poco riesgo de que ese grupo se deteriore. Si dejamos de atender el cuidado de las relaciones internas en un grupo, entonces ese grupo se vuelve muy vulnerable. Hace más por la familia quien cuida que las relaciones dentro de ella sean equilibradas, que nadie cargue más peso del que le toca, que nadie tenga que renunciar a sus necesidades para pertenecer, que nadie tenga que ocultar su identidad para tener membrecía; que aquel que encuentra enemigos en otras formas de convivencia distintas a las que conoce. Comprendo el miedo al cambio, lo siento cada día en mi piel; comprendo el anhelo por la es...
Cuentos, reflexiones y demás