EL CUERPO Y LA MÚSICA
EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PSICOTERAPEUTA (7)
Por
M. Carlos Ávila Pizzuto
El rey aparece, no lo esperaba
lanza un decreto de palabras
advierte con discursos de terror.
El rey somete al cuerpo.
Tu cuerpo es tu enemigo ¡Véncelo!
¿Qué no te importa cómo te ves?
¿Qué no quieres gustarle a las chicas?
¿Qué no te importa tu imagen?
¿Cómo va la dieta?
¿Ya viste a ese gordo?
¡Sigue cenando que para allá vas!
Tu cuerpo es tu enemigo ¡Véncelo!
Duele vivir en el enemigo,
la casa que tengo es el hogar de la desconfianza.
Mi casa es mi peligro
Mi cuerpo es mi infierno.
¿Ya corriste?
¿Ya nadaste?
¿Ya montaste?
¡No te vuelvas un gordo flojo!
¡Controla ese deseo!
¿Qué no puedes aguantar?
¿Qué no puedes esperar?
¿Qué no puedes contigo?
¡Detente que te castro!
¡Detente que te mueres!
¡Detente que te ensucias!
¡Detente que no eres tuyo!
El brujo se aparece, no lo esperaba
el brujo lanza un hechizo de música
el brujo practica un exorcismo
el brujo confía en mi cuerpo.
Mi casa, mi cuerpo...
Deja que la música entre,
deja que acaricie el dolor,
deja que limpie las heridas.
Mi casa, mi cuerpo...
Deja que sea,
deja que tiemble,
deja que viva, es tu casa, es tu vida.
Mi cuerpo ¿Mi amigo? ¿Mi casa?
¡Deja que respire!
¡Déjalo vivir!
Amalo, es tu cuerpo, es tu casa, es tu vida.
¿Estará bien mi cuerpo?
Estará mejor si lo dejas en paz.
Creas castillos, él crea vida,
dedícate a hacer castillos, déjalo darte vida.
¡Déjate que disfrutas!
¡Déjate que vives!
¡Déjate que salpicas vida!
¡Déjate que ha muerto el rey!
Tengo ganas de compartir mi proceso de irme haciendo psicoterapeuta y no sé, quizá a alguna persona joven que quiera ser psicoterapeuta o una no tan joven pero que igual quiera empezar este camino, mis reflexiones le pueden ayudar. También tengo ganas de ir conociendo las historias de colegas que quieran compartir su camino conmigo y con quienes quieran leernos.
Como parte de una formación en Desarrollo Humano es el IHPG (Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt) me tocaba hacer un intensivo en Musicoterapia Humanista , iba con algo de flojera suponiendo que nos iban a sentar a oír tediosa música New Age para relajarnos, no fue así. Se presentó con nosotros el Dr. Víctor Muñoz Polit y pronto me di cuenta que era un chaman. Creo que los chamanes son personas que han tenido vidas difíciles y que han aprendido a lidiar con sus vidas mejor y más sanamente usando elementos de la naturaleza y tradición. Ese conocimiento lo pueden llevar a otras personas para ayudarles a mejorar algunos aspectos de su salud o existencia.
La música empatiza, decía. La música no puede ser frenada por tus resistencias y se convierte en un lienzo para tus proyecciones y transferencias. La música le habla al cuerpo, a las emociones, al instinto, a lo pre-verbal de tu historia.
La música te catapulta a lo inefable.
El intensivo requería que estuviéramos de pie, saltando, haciendo ruido, moviéndonos, tocándonos, girando, rodando y también soltarnos al poder de la música. Era un reto para alguien que había aprendido a tenerle terror a su cuerpo.
Recordaba risas de mis familiares cuando intentaba bailar animosamente y me veía torpe, recordaba la exigencia por una figura delgada y fuerte que conseguía y perdía tantas veces en mi vida, me retaba el miedo a que ganara el deseo sexual y lo notaran todas las personas. Tuve miedo, vergüenza, terror y por otro lado, un momento maravilloso que quedará guardado para siempre como mi primera visita a la experiencia de unidad, a la sensación oceánica, a la vivencia de que no hay fronteras como diría Allan Watts. Eso ocurrió en una práctica de escucha consciente de música hermosa.
El chaman quería que mi cuerpo se dejara tocar, se dejara mover, se dejara vivir, latir, expresar sin el gobierno opresor de lo que llamaba "La Máscara" citando a su maestro Pierrakos o la tiranía de "La Importancia Personal" usando el término del misterioso Carlos Castaneda. Me costaba trabajo, quizá mucha máscara, quizá mucha importancia personal, quizá mucho miedo a perder el control y morir.
Pero supe que Víctor Muñoz Polit debía ser mi maestro.
Con él y el grupo de la 5a generación de la especialidad en Musicoterapia Humanista caminé un camino de llanto, de rabia, de desesperación y amor. Se inicio un exorcismo del miedo a ser castrado por estar vivo. Quizá no se completo y eso me ha llevado a seguir buscando chamanes y terapeutas, que me ha ido devolviendo la vida al cuerpo, vida que se fue perdiendo en el terrible miedo a cagarla.
Con él, se inició el camino por las terapia psicosomáticas de Reich, Lowen, Naranjo, de Pablo, Levin y otras de las que quizá escriba algún día.
Gracias a ese andar, he aprendido a mirar a algunos de mis pacientes como espíritus anhelantes de poder expresarse en la vida mediante un cuerpo libre.
Me pregunto al verles:
- ¿Qué pasó con esta persona que parece una mente sin cuerpo?
- ¿Qué pasó con esta persona que parece que su cuerpo y su energía no le alcanzan para vivir bien?
- ¿Qué pasó con esta persona que tiene tanta fuerza y la controla como con miedo a desparramarse?
- ¿Qué pasa con esta persona que su cuerpo se manifiesta como una amenaza constante a los demás?
- ¿Qué pasa con esta persona que cada acción parece decir: deséame?
Ese camino me ayuda a preguntarme al ver a mis paciente cómo será vivir en ese cuerpo en que vives y esas exploraciones me han llevado, por lo general, a historias y momentos muy intensos en la vida de de sus vidas.
Desde aquel módulo de Musicoterapia, la música ha ganado protagonismo en mi vida y en mi trabajo. Creo que es mágica, creo que es lo más cercano que podremos tener de la imagen de los divino y lo sagrado y ha habido momentos en que veo a algún paciente tan enredado en los retos de su existencias que no tengo palabras que ayuden pero quizá sí, melodías que acompañen. Y como dice Víctor, las heridas que la vida deja en la existencia, están tan protegidas por el miedo al dolor que a veces, solo algo tan sutil como la música puede acariciarlas.
La música y el cuerpo recursos de chaman que yo sin serlo del todo, me han acercado a comprender y acompañar a personas que buscan luz en sus procesos más oscuros.
Ni yo ni mis pacientes son mentes, son humanos existiendo una existencia corporal, social, intelectual y trascendental. No traro de acompañar mentes como separas del cuerpo porque no tiene sentido, somos todo todo el tiempo.
RESUMEN EN VIDEO
ESTA SERIE ESTÁ DEDICADA A IRVIN YALOM
Antes se publicó: UN ABRAZO AL NIÑO QUE CAMINÓ TAN SOLO
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