En las seccione anteriores, busque hacer unos trazos de una teoría integral sobre la violencia. Mencionaba en general que hay un coctel facilitador de la violencia, a decir:
1. Un ambiente pobre en medios de satisfacción de necesidades viales.
2. Carencia de recursos creativos para buscar la satisfacción de las necesidades.
3. Expectativas muy especificas de cómo mi necesidad puede ser satisfecha, lo que limita los medios para poder satisfacerla.
4. Intolerancia al dolor emocional por expectativas frustradas.
Decíamos, entonces que si queremos vivir en un mundo libre de violencia es necesario encontrar una manera menos destructiva de hacernos cargo del dolor, la frustración y el miedo ya que no parece que sea factible vivir sin dolor, frustración o miedo. Desde este punto de vista el problema de la violencia es un problema de incompetencia personal para manejar emociones y que desarrollar ciertas competencias podría contribuir a vivir a un mundo en paz.
Mencioné que había respuestas violentas muy emotivas que ocurren justo cuando hay un quiebre que pone en riesgo mis posibilidades de lograr satisfacer mi necesidad. Y que hay otras formas de violencia en frio, como más planeada y ponía este ejemplo:
“Si yo creo que la única manera de poder completar el gasto del mes en cerrar una venta con mi último prospecto y una persona choca mi carro justo cuando voy a la cita con ese prospecto, ese quiebre se vuelve inaceptable porque no puedo aceptar no llegar a tiempo a la cita y que me cancele el cliente, no pueda con el gasto y fracase como proveedor en mi familia. Entonces si que es probable que ataque violentamente a quien me choca. La otra opción sería que dedique mi vida a lastimar o destruir a quien frustró mi única posibilidad de éxito, de amor, de felicidad, de membrecía en un estatus social o lo que sea. Esto creo, es la base de todas las ‘vendetas’.”
La conclusión a la que llegué fue que: Otra competencia además de no actuar el quiebre inaceptable sería aprender a encontrar múltiples satisfactores para nuestras necesidades y así tener un estado emocional más apacible. La terapia narrativa, la humanista, la Comunicación No Violenta y otros modelos posmodernos que ayudan a mejorar la comunicación con otros y con nosotros mismos ayudan sin duda a tener una vida donde más y más cosas se vuelven aceptables y eso ayuda a terminar con las conductas violentas. Además brindan una competencia adicional fundamental, la comprensión con empatía. Poder entender que la conducta del conductor del carro que me chocó no intentaba destruir mi autoconcepto y mi bienestar, y que sólo quería hacerse cargo de su vida ayuda a reducir el deseo de venganza.
Pero dejé la pregunta ¿Para qué valdría la pena vivir sin violencia? ¿No sería mejor…? Como dice el dicho “¿Para qué arreglarnos hablando si nos podemos arreglar a golpes?” Hay un partido político que ahora mismo promueve la pena muerte y el gobierno de México está en guerra contra el crimen organizado. El partido que se opone a esos medios usa “spots” publicitarios que en vez de comunicar sus alternativas, critica con un discurso violento, los métodos violentos de los otros partidos. Pareciera que no hay manera de escapar de la violencia o que es mala idea hacerlo.
Pero yo sí veo beneficios en escapar a la violencia como recurso, en primera instancia:
1. Si castigamos a los delincuentes decimos de fondo lo siguiente: “El problema son ellos y hay que erradicarlos o cambiarlos”. Lo cual nos aleja de una postura mucho más útil, desde mi punto de vista, que es la de conocer al criminal y sus motivos para delinquir, para entonces identificar de qué forma, el sistema social contribuye a la violencia. Esto no quiere decir que esté en contra de la idea de la prisión, pero creo que la prisión es para proteger a la sociedad de personas que la ponen riesgo, no para castigarlos, sino para protegernos.
2. Cuando quiero castigar a un violento, me separo del mundo, digo “ellos y nosotros”, ellos los monstruos y nosotros las víctimas. Eso me aleja de reconocer mi propio potencial violento y además favorece mi frustración, ya que mi bienestar dependería de que los otros mejoren o mueran. Si yo viera, qué necesidades están en riesgo por el acto violento del otro, en vez de culpar, podría hacer me cargo de otra forma y logar una vida plena.
3. Dice Marshall Rosenberg: “la Violencia es una manera trágica y suicida de buscar satisfacer un necesidad”. Cuando yo quiero que un criminal, que atentó contra mis posibilidades de satisfacer mis necesidades, pague con dolor, no puedo lograr que el daño se restaure y por lo general logro que el otro se victimice en vez de asumir su responsabilidad, lo cual me haría sentir validado en mi dolor.
4. Confío que mediante la negociación ganar – ganar todas las partes pueden lograr satisfacer sus necesidades y que mediante la violencia eso no es probable.
¿Cómo puede un ser humano común y corriente contribuir a que se disminuya la violencia?
Esto en el próximo número. Gracias.
1. Un ambiente pobre en medios de satisfacción de necesidades viales.
2. Carencia de recursos creativos para buscar la satisfacción de las necesidades.
3. Expectativas muy especificas de cómo mi necesidad puede ser satisfecha, lo que limita los medios para poder satisfacerla.
4. Intolerancia al dolor emocional por expectativas frustradas.
Decíamos, entonces que si queremos vivir en un mundo libre de violencia es necesario encontrar una manera menos destructiva de hacernos cargo del dolor, la frustración y el miedo ya que no parece que sea factible vivir sin dolor, frustración o miedo. Desde este punto de vista el problema de la violencia es un problema de incompetencia personal para manejar emociones y que desarrollar ciertas competencias podría contribuir a vivir a un mundo en paz.
Mencioné que había respuestas violentas muy emotivas que ocurren justo cuando hay un quiebre que pone en riesgo mis posibilidades de lograr satisfacer mi necesidad. Y que hay otras formas de violencia en frio, como más planeada y ponía este ejemplo:
“Si yo creo que la única manera de poder completar el gasto del mes en cerrar una venta con mi último prospecto y una persona choca mi carro justo cuando voy a la cita con ese prospecto, ese quiebre se vuelve inaceptable porque no puedo aceptar no llegar a tiempo a la cita y que me cancele el cliente, no pueda con el gasto y fracase como proveedor en mi familia. Entonces si que es probable que ataque violentamente a quien me choca. La otra opción sería que dedique mi vida a lastimar o destruir a quien frustró mi única posibilidad de éxito, de amor, de felicidad, de membrecía en un estatus social o lo que sea. Esto creo, es la base de todas las ‘vendetas’.”
La conclusión a la que llegué fue que: Otra competencia además de no actuar el quiebre inaceptable sería aprender a encontrar múltiples satisfactores para nuestras necesidades y así tener un estado emocional más apacible. La terapia narrativa, la humanista, la Comunicación No Violenta y otros modelos posmodernos que ayudan a mejorar la comunicación con otros y con nosotros mismos ayudan sin duda a tener una vida donde más y más cosas se vuelven aceptables y eso ayuda a terminar con las conductas violentas. Además brindan una competencia adicional fundamental, la comprensión con empatía. Poder entender que la conducta del conductor del carro que me chocó no intentaba destruir mi autoconcepto y mi bienestar, y que sólo quería hacerse cargo de su vida ayuda a reducir el deseo de venganza.
Pero dejé la pregunta ¿Para qué valdría la pena vivir sin violencia? ¿No sería mejor…? Como dice el dicho “¿Para qué arreglarnos hablando si nos podemos arreglar a golpes?” Hay un partido político que ahora mismo promueve la pena muerte y el gobierno de México está en guerra contra el crimen organizado. El partido que se opone a esos medios usa “spots” publicitarios que en vez de comunicar sus alternativas, critica con un discurso violento, los métodos violentos de los otros partidos. Pareciera que no hay manera de escapar de la violencia o que es mala idea hacerlo.
Pero yo sí veo beneficios en escapar a la violencia como recurso, en primera instancia:
1. Si castigamos a los delincuentes decimos de fondo lo siguiente: “El problema son ellos y hay que erradicarlos o cambiarlos”. Lo cual nos aleja de una postura mucho más útil, desde mi punto de vista, que es la de conocer al criminal y sus motivos para delinquir, para entonces identificar de qué forma, el sistema social contribuye a la violencia. Esto no quiere decir que esté en contra de la idea de la prisión, pero creo que la prisión es para proteger a la sociedad de personas que la ponen riesgo, no para castigarlos, sino para protegernos.
2. Cuando quiero castigar a un violento, me separo del mundo, digo “ellos y nosotros”, ellos los monstruos y nosotros las víctimas. Eso me aleja de reconocer mi propio potencial violento y además favorece mi frustración, ya que mi bienestar dependería de que los otros mejoren o mueran. Si yo viera, qué necesidades están en riesgo por el acto violento del otro, en vez de culpar, podría hacer me cargo de otra forma y logar una vida plena.
3. Dice Marshall Rosenberg: “la Violencia es una manera trágica y suicida de buscar satisfacer un necesidad”. Cuando yo quiero que un criminal, que atentó contra mis posibilidades de satisfacer mis necesidades, pague con dolor, no puedo lograr que el daño se restaure y por lo general logro que el otro se victimice en vez de asumir su responsabilidad, lo cual me haría sentir validado en mi dolor.
4. Confío que mediante la negociación ganar – ganar todas las partes pueden lograr satisfacer sus necesidades y que mediante la violencia eso no es probable.
¿Cómo puede un ser humano común y corriente contribuir a que se disminuya la violencia?
Esto en el próximo número. Gracias.
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