Recuerdo desde siempre
el deseo de vivir en un mundo confiable y donde nadie tuviera que sufrir. He
sentido mucha culpa por la pobreza, los Hermanos Maristas, que me educaron la primaria, secundaria y
preparatoria, hacían mucho énfasis en
nuestro deber de recordar que una nación buena depende de que nos hagamos
buenos ciudadanos. Yo estaba seguro de
no ser un buen ciudadano y trataba de apagar mi culpa volteando a otro lado.
Cuando un amigo me
invitó a un multinivel donde yo me haría rico´, ayudando a gente, me sentí muy entusiasmado,
había encontrado una manera de hacer dinero, y así no estorbar a nadie pidiéndole dinero y además iba a
ayudar a que otros no fueran pobres. No funcionó, no supe hacer este tipo de
negocio y además me pareció que más bien era gente haciéndose rica de otra
gente no ayudando a gente. La culpa aumentó. Y volví a voltear otro lado.
¿Quiénes, que no
sean yo, son culpables de la pobreza, e la injusticia, de la maldad? Buscando
fuera de mí encontré culpables pero en un lugar muy dentro de mi mente estaba
claro que ellos y yo íbamos en el mismo barco y que por más culpa que tuvieran
si el barco se hundía yo me iba con ellos.
Fue necesario un
intenso exorcismo de culpa que inhabilita para que emergiera una nueva culpa,
la culpa de haber ignorado mi genuino deseo de contribuir al bienestar de
otros. Y ese punto en la vida me ayudo a girar el rumbo de mi existencia, ya no
apuntaba mi barco al lugar donde me distraía de mi culpa, de mi miedo a ser un
mal hombre y de mi horror a ser mal ciudadano. Ese giro me apunto a contestarme
¿Qué necesito hacer con mi vida para ser un hombre en relación amorosa con su sociedad?
¿Qué tengo que hacer para que mi vida sea una bendición para mí y quienes me
rodean? Y desde ese momento la vida es un placer.
¿Qué giros tienes
que dar para tener una vida que goces? ¿Qué hábitos tienes que dejar o
adquirir? ¿Qué acciones debes implementar? Eso no lo podemos saber hasta
definir qué buscas. ¿Cuál es tu propósito en la vida?
¿Dar bienestar?
¿Crear riqueza para ti y tu entorno?
·
¿Parir belleza o arte?
·
¿Conocer y divulgar sabiduría?
·
¿Hacer comunidad?
·
¿Gozar y compartir gozo?
·
¿Trasformar tu entorno en uno más justo?
·
¿Construir paz?
·
¿Reformar y ordenar el mundo?
·
¿Cualquier otra cosa?
Una vez develado
el propósito, se abren los caminos.
Carlos Ávila Pizzuto
Comentarios