BUSCANDO EL AMOR
Por Carlos Ávila Pizzuto
Me parecías muy exigente, así que me acerqué a ti buscando amor tratando de ser perfecto. Aprendí a ser como debo, a pensar como debo y sentir como debo; esperando ahí, encontrar tu amor y he de reconocer que no siempre estuvo ahí.
Me parecías tan inocente y débil, así que me acerqué a ti buscando amor tratando de ayudarte. Aprendí a ser capaz, entregado, dador de placer y apoyo esperando que ahí, en mi dar encontrara tu amor y seguido has de saber, ese espacio estaba vacío.
Me parecías tan volátil que adivinando lo que querías me acerqué a ti buscando tu amor. Aprendí a vestirme, sonreír, llorar, gritar, bailar, lucir y lograr para ser lo que hiciera falta ser para que me dieras de tu amor, y muy rara vez logré encontrar en mi glamouroso flujo, coincidir con él.
Me parecías alguien con tanto vacío de amor que dándote cariño y devoción esperé encontrar tu amor por mí. Aprendí a esforzarme para que no tuvieras que hacerlo, aprendí a agotarme a ver si en mi cansancio por lástima podías amarme y aprendí a hacer berrinche para robar de ti el amor. Y es de lamentar, pero no por mucho golpear en esa puerta, esta se abrió.
Me parecías como un viento helado que giraba sobre su propio vórtice y sabiéndome invisible para ti decidí buscar tu amor en demostrarte que no lo busco para nada. Aprendí a aceptar mi invisibilidad para no estropear tu giro. Y no, no dejaste de girar y no te volviste hacia mi en agradecimiento a mi consideración. Me volví cosa para ti y no es frecuente que las cosas reciban el amor que yo buscaba.
Me parecías tan claro y objetivo que pensé buscar tu amor en obedecer tus reglas. Aprendí a ser bueno, a moverme dentro de las lineas del laberinto, a menudo suavemente, a menudo con fuerza desmedida; esperando en la casa del Minotauro y aceptando su destino, encontrar tu amor... Por años busqué y fue poco lo que ahí encontré.
Me parecías una divinidad que trascendía todo lo bello y un ser demoníaco que trascendías todo lo horrible. Pensé que si ignoraba todo tu horror y adoraba todo tu brillo me amarías. Aprendí a ver con la imaginación y a cerrar los ojos para ilusionarme y en la ilusión no encontré el amor que mi eterno vacío demandaba.
Me parecías terriblemente injusto y decidí buscar el amor en mi fuerza y no en ti. Aprendí a dominar y hacerme grande, aprendí como Midas a convertir en oro lo que amaba y el oro nunca me amó como pensaba que lo haría.
Me parecías una mina de amor que se entregaba a todo mundo y temí que te agotaras. Aprendí a no buscar tu amor para conservarte y en el desamor muero lento con una sonrisa orgullosa de no ser demandante como otros.
Mi búsqueda no encontraba nada hasta un día que en soledad y consciente de mi vacío, sentí mucho amor por ti y en ese momento el vacío se esfumó aunque fuera por un instante.
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#HablandoPaz
#TransformandoAlMonstruo
Por Carlos Ávila Pizzuto
Me parecías muy exigente, así que me acerqué a ti buscando amor tratando de ser perfecto. Aprendí a ser como debo, a pensar como debo y sentir como debo; esperando ahí, encontrar tu amor y he de reconocer que no siempre estuvo ahí.
Me parecías tan inocente y débil, así que me acerqué a ti buscando amor tratando de ayudarte. Aprendí a ser capaz, entregado, dador de placer y apoyo esperando que ahí, en mi dar encontrara tu amor y seguido has de saber, ese espacio estaba vacío.
Me parecías tan volátil que adivinando lo que querías me acerqué a ti buscando tu amor. Aprendí a vestirme, sonreír, llorar, gritar, bailar, lucir y lograr para ser lo que hiciera falta ser para que me dieras de tu amor, y muy rara vez logré encontrar en mi glamouroso flujo, coincidir con él.
Me parecías alguien con tanto vacío de amor que dándote cariño y devoción esperé encontrar tu amor por mí. Aprendí a esforzarme para que no tuvieras que hacerlo, aprendí a agotarme a ver si en mi cansancio por lástima podías amarme y aprendí a hacer berrinche para robar de ti el amor. Y es de lamentar, pero no por mucho golpear en esa puerta, esta se abrió.
Me parecías como un viento helado que giraba sobre su propio vórtice y sabiéndome invisible para ti decidí buscar tu amor en demostrarte que no lo busco para nada. Aprendí a aceptar mi invisibilidad para no estropear tu giro. Y no, no dejaste de girar y no te volviste hacia mi en agradecimiento a mi consideración. Me volví cosa para ti y no es frecuente que las cosas reciban el amor que yo buscaba.
Me parecías tan claro y objetivo que pensé buscar tu amor en obedecer tus reglas. Aprendí a ser bueno, a moverme dentro de las lineas del laberinto, a menudo suavemente, a menudo con fuerza desmedida; esperando en la casa del Minotauro y aceptando su destino, encontrar tu amor... Por años busqué y fue poco lo que ahí encontré.
Me parecías una divinidad que trascendía todo lo bello y un ser demoníaco que trascendías todo lo horrible. Pensé que si ignoraba todo tu horror y adoraba todo tu brillo me amarías. Aprendí a ver con la imaginación y a cerrar los ojos para ilusionarme y en la ilusión no encontré el amor que mi eterno vacío demandaba.
Me parecías terriblemente injusto y decidí buscar el amor en mi fuerza y no en ti. Aprendí a dominar y hacerme grande, aprendí como Midas a convertir en oro lo que amaba y el oro nunca me amó como pensaba que lo haría.
Me parecías una mina de amor que se entregaba a todo mundo y temí que te agotaras. Aprendí a no buscar tu amor para conservarte y en el desamor muero lento con una sonrisa orgullosa de no ser demandante como otros.
Mi búsqueda no encontraba nada hasta un día que en soledad y consciente de mi vacío, sentí mucho amor por ti y en ese momento el vacío se esfumó aunque fuera por un instante.
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