MELINDE
Cuento 14 de Solidona (Continuación de El Corazón Roto de Exis)
Buenas tardes, les habla Claudio de Solidona. Los Dioses, como los humanos pueden simplemente dejar de sentir afecto y consideración por otros.
Exis estaba humillado y excitado así que se prometió nunca depender de otros para ser superior.
Pensó que podía usar su atracción con Solinde para ponerlo contra Ordin y para organizar un castigo a los originales que lo habían engañado.
La superación de la herida de vergüenza era su única misión.
Inventó una máquina que le permitía verse a sí mismo todo el tiempo y así pudo ir monitoreando y valorando su propia belleza, no en función de ellos, si no en función de la observación objetiva.
A veces se veía horrible, a veces se veía hermoso y un día que se vio hermoso, fue a buscar a Solinde, ellos iniciaron un juego, ella lo quería seducir porque así había logrado dominar a Ordin y él la quería seducir para usarla como aliada contra quienes le causaron tanta vergüenza.
La atracción se puede usar como arma, si se deja de considerar al otro como un ser legitimo de elegir su propio camino. Si no veo en él otro un Ser cómo yo, veo simplemente objetos que puedo usar. Solidona es un original fundamental, su presencia vuelve al otro, un otro en el amor. Pero está desterrada por el miedo. Y donde el miedo reina, el otro es un títere.
Timpo y Dista, espiaban lo ocurrido y pronto descubrieron su error, pero como locos que estaban, lo interpretaron mal.
-No debimos hacer pensar a Exis que era de un material especial, ahora cree que puede dominarnos.- decía Timpo.
– Lo sé
-Debimos haberlo humillado hasta que perdiera su voluntad y entonces sería nuestro, sólo nuestro.
En ese instante se cerró el destino de Melinde, la Diosa que nacerá sin amor, sin deseo y que recibirá humillación hasta que renuncie a su voluntad de vivir.
Pronto les compartiré que pasó con Melinde, una Diosa que tiene espacial influencia entre ustedes las mexicanos.
CARLOS ÁVILA PIZZUTO
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