LA BUENA ESPOSA
Por Carlos Ávila Pizzuto
#CentroRe
@carlosavilap
facebook.com/CentroRe
(Este texto está registrado y sólo puede ser replicado haciendo citando al autor)
Por Carlos Ávila Pizzuto
Olivia lleva quince años siendo una buena
esposa ¿Qué entiendo por buena esposa? Pues verán, una que a veces desea tener
sexo con el marido, una que siempre ve con gusto a su señor, una que goza poder
contribuir al bienestar de su familia, a veces hace de comer, pero siempre hay
que comer, a veces hace el aseo, pero la casa siempre esta aseada, a veces
lleva a los niños al cole, a veces va por ellos, pero siempre, siempre van y
vienen con bien. En fin, vacunas, citas con el pediatra, juntas de la escuela,
material para las tareas, guapa para recibir invitados, guapa para ir a
reuniones, amable con la suegra, casi no ve a su madre… Dije que a veces desea
sexo con el marido, pero siempre se entrega con ganas y experimentando cosas
novedosas y excitantes…
Ella no siempre fue así. Los dos primeros
años de matrimonio fueron un infierno, Olivia nunca esperó escuchar a su esposo
decirle: “Todo te lo acepto mi vida pero
que pienses en otro, que veas a otro, que te enamores de otro ¡Jamás!” Olivia
no tenia ojos para otro, sin embargo escuchar esto la hizo sentirse despreciable
y muy molesta… ¿Por qué? ¿Por qué una mujer fiel se pudiera sentir así? Ella lo
sabía…
Olivia sabía que no es que quisiera hacerlo,
pero deseaba poder ser aceptada con todo y la posibilidad de hacerlo. Su
actitud ante su esposo se volvió distante, agresiva, se negaba a tener
relaciones y a concebir un hijo. José Francisco, no fue paciente, una vez
incluso la abofeteo y se fue por semanas de la casa. Él quería ser un buen
esposo, nunca habría deseado golpearla.
José, esa noche bebió mucho, quería olvidar
el hecho de que era un macho más, un macho común y corriente, y bueno, conoció
a Perla, no era bella, ni estaba tan bien dotada como Olivia pero, no era distante ni agresiva y cuando él
le dijo: “sabes, la cachetee”, ella respondió:
“a veces no hay más camino que la
violencia.” José supo, al escuchar esa frase, lo que es ser amado sin
condiciones y se entregó a ella, le contó sus secretos, la amó por meses y
meses aun después de que Francisco había vuelto a casa con Olivia. La relación
siguió hasta que Perla encontró alguien más para amar.
Cuando Olivia vio a Francisco llorando en
baño, el día que Perla lo dejó, ella exigió respuestas y las recibió. Él dijo:
“Me amó Olivia, me amó y la perdí”
Olivia lloró también, incluso comprendió y en ese momento, lo amó.
La claridad cayó entonces sobre Olivia.
Ella también necesitaba ser amada y esa noche fue a buscar a Román.
Bueno, les diré quien es Román, Román es un
chico seis años más joven que Olivia que estuvo con ella en unas sesiones de un
grupo de apoyo para parejas infelices. Él fue su padrino hasta que, no pudo
seguir siéndolo porque empezó a enviarle por celular y por Facebook mensajes de
texto con detalladas escenas sexuales, lo cual, allá y entonces fue inaceptable
para Olivia, por más excitante que le resultara recibirlos.
Bueno, volvamos, ella fue a buscarlo, él la
recibió ya que su pareja, una jovencita con anorexia, estaba internada, así que
él estaba solo en casa. Olivia entró, y habló así: “Román, quiero amar a mi esposo, quiero respetarlo, así como lo prometí
en la boda, no voy a dejarlo, no volveré a juzgarlo, no lo culparé más de mi
infelicidad quiero ayudarlo a ser feliz, quiero que lo entiendas, esto por un
lado y por el otro, estoy enamorada perdidamente de ti, sueño con cogerte, así
como lo pedias en los mensajes, muero por probar tu piel y que me recorras con
tu lengua… Román te voy a pedir algo: sólo dime: ‘Olivia, te acepto perversa,
te acepto enamorada, te acepto casada y amando a tu esposo, te acepto amando a
quien te cacheteó, te aceptó gozando mensajes perversos, te aceptó viendo
hombres bellos, te aceptó fantaseando con ser libre, te aceptó siendo la futura
madre de los hijos de otro, te amo deseándome, y acepto nunca revelar lo nuestro.’ ”
Román, repitió sin error y agrego “…te acepto y amo con aquello que puedas desear o ser en el
futuro. Amalo y respétalo como es, cumple tu promesa, yo prometo amarte y
respetarte como eres y como serás hasta que la muerte nos separe…” Olivia
sintió una lágrima cruzar su mejilla y preguntó: “¿Debo prometerte algo?” Y Román
contestó: “Que Sofía no sepa, está cansada
y no necesita estrés y a ella también le prometí amarla y respetarla, pero
entiende algo, si tu no cumples tu promesa yo no me libero de la mía, aunque
falles yo te seré fiel…”
Desde ese momento Olivia es una buena
esposa y he de decir, además es una
excelente amante.
@carlosavilap
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(Este texto está registrado y sólo puede ser replicado haciendo citando al autor)
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