Tener un verdadero equipo de trabajando en una empresa no es un sueño ridículo, es una posibilidad muy real para quienes capacitan a su personal para entender los beneficios de colaborar. Me doy cuenta que los principales enemigos de que las empresas quieran invertir en construir equipos de trabajo son los capacitadores que ofrecen sus cursos de "Team Building" sin entender que construir un equipo es una forma de comprender los negocios y no una emotiva dinámica de confianza.
Para que una empresa se convierta en un equipo debe cruzar atreves de los conflictos sin perder la perspectiva de la razón de ser de la empresa de la que forman parte. Decía Scott Peck, un estudioso de la construcción de comunidades que para llegar a tener una comunidad o un equipo, el grupo debe transitar estos pasos:
- La Pseudocomunidad: Donde aparentemente todos se llevan bien pero hay un conflicto pasivo permanente. (Muchos líderes creen que es mejor dejar las cosas así y muchos capacitadores intentan lo mismo atentando contra la posibilidad de tener un equipo)
- El Caos: Momento donde el conflicto pasivo se transparenta dejando salir de manera directa juicios, maltratos, sabotajes, etc. (Muchos líderes y capacitadores intentarán volver a la pseudocomunidad sin notar que detrás de los juicios y violencia hay mensajes útiles de las necesidades grupales insatisfechas)
- El Vaciado: Un líder capacitador coachea para que las personas asuman responsabilidad sobre su ser co-constructores del conflicto y dejan de asumirse como victimas de otros. Pasamos de "Es que Juanito no entrega a tiempo" a "Me estoy retrasando porque no he podido coordinarme bien con Juanito".
- El Equipo: Ha adquirido la capacidad para responsabilizarse por su trabajo y a entender que la empresa es un organismo integral y que nadie hace algo sin afectar al organismo completo. Hay una consciencia de formar parte integral.
Quien capacite al personal en competencias para comunicarse, resolución de conflictos, conversaciones difíciles, ética comunitaria, atención, gestión emocional, identificar carencias de la personalidad y ofrezca estrategias para lidiar con ellas, está ayudando a crear un equipo.
Quizá por haber vuelto la capacitación una obligación o un derecho de los trabajadores, los empresarios han tratado de cumplir con su obligación viendo la capacitación como un gasto necesario pero no como una inversión. Esto ha ayudado a que surjan malos capacitadores que hacen malas dinámicas y dan malas pláticas de autoestima o cualquier cosa para cumplir con el requisito. Estos capacitadores y quienes los contratan están arruinando una posibilidad de desarrollo económico y social en las empresas, en el país y en el mundo.
Tener un equipo es rentable, es inteligente, es funcional y no se logra con dinámicas de juego (aunque pueden incluirse), se logra con conversaciones, con compromiso, con interés de los directivos y con el apoyo de quien sepa coachear un proceso de construcción que será apasionante, intenso, integrador, educativo y transformador.
Carlos Ávila Pizzuto
Re-Coach
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