Traducción para el Ser Invisible
Carlos Ávila Pizzuto
El ser invisible se acomodó a un lado de la niña que en silencio oía lo que en la mesa del comedor los adultos decían. Ello lo notó y agradeció en silencio la compañía que este ser le ofrecía.
En la mesa estaban tres personas y hablaban exaltadas. Sus gestos eran de gran seriedad como quien quiere expresar su importancia al decir las palabras que buscaban imponer a los otros. Palabras fuertes y llenas de carga emotiva eran las que se decían.
-¡Ya son demasiados! ¡Miran lo que han hecho! - gritaba uno de ellos, que no parece un tipo agresivo es más, parece el niño bueno del grupo, lleva su ropa bien fajada y planchada y los colores que usa son más bien opacos. - Han venido a mancillar a nuestra civilización con su odio y su ignorancia. ¡Ya estuvo bueno de tolerar esas migraciones! No valoran nuestra cultura, nos hacen creer que sí, pero es una farsa para luego volarse en pedazos y llevarse cuanto cristiano puedan con ellos. Van a matarnos a todos si no reaccionamos antes... Un Hitler no suena tan mal ahora ¿Verdad?
-¿Estás hablando en serio? ¿Un Hitler no suena tan mal?- Interrumpe la mujer del grupo, una chica con ropa más viva y que disfruta de un cigarro largo y delgado. - ¡Millones de homicidios contra los doscientos de los atentados de ayer! ¿Te atreves a comparar? Los Estados europeos y los Estados Unidos ¡Símbolos de la evolución cultural! Se han llevado bajo las patas a más personas que cualquier grupo terrorista... ¡Tenemos que tener una visión sistémica! Veamos esto como el resultado de lo que hemos construido... ¿A caso crees que en Siria no se sufre igual?
-Esas son estupideces ¡Ya lo pasado pasado! ¡Son fanaticadas religiosas de seguidores de un falso profeta! ¡Ahora a controlar a estos putos, ignorantes y resentidos! -Retoma la palabra el primero.
-Yo lo que no puedo entender es que estén tan preocupados por los europeos, los gringos y los árabes si aquí mismo en México nos faltan 43 y miles más -dice el tercero mientras bebe de su cerveza - ¿Quién se acuerda de ellos? ¡Muy apurados por esos franceses y nuestros indígenas mueren cada día!
Hablaban, hablaban, hablaban, sus rostros mostraban odio, rabia, desesperación agotamiento pero no podían parar de argumentar.
El ser invisible se acerca al oído de la niña y le confianza en un susurro que no está entendiendo lo que dicen los adultos.
-Dicen, -empieza la niña volviendo su rostro hacia el espacio vacío del ser invisible -que están terriblemente asustados y que no se pueden explicar como podemos provocarnos tanto dolor unos a otros. Dicen, que el anhelo que aún brilla en sus corazones de un mundo de amor se está apagando y que el dolor los abruma...
-Gracias por la traducción querida y ojalá puedas traducirles algo a ellos de mi parte - dice el hombre invisible- diles que he estado en todo el mundo y que todos y todas expresan ese mismo dolor, miedo y anhelo, quizá si lo supieran las cosas serían más fáciles para ellos ¿Pudieras decirles?
-Lo intentaré, pero debes saber algo, sé traducir su idioma al nuestro pero es muy difícil poder traducir del nuestro al suyo.
La niña guardó silencio un momento y entonces supo qué hacer. Caminó hacia la mesa donde discutían los tres adultos se detuvo justo donde los tres podían verla, levantó su mirada y sus ojos brillaban como estrellas, los tres fueron quedándose poco a poco en silencio y entonces habló:
- Lo lamento, debe ser muy triste sentirse tan solos, tan asustados y no saber cómo expresarlo para poder ser consolados, me pasa muy seguido y lo que me ayuda es un abrazo...
Ella no dijo más, sólo esperó en silencio a ver si la traducción fue comprendida...
ESTA ENTRADA FORMA PARTE DEL: 2ª edición del FUNICONCURSO “Publicación Solidaria”: Estudiar en FUNIBER
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Carlos Ávila Pizzuto
El ser invisible se acomodó a un lado de la niña que en silencio oía lo que en la mesa del comedor los adultos decían. Ello lo notó y agradeció en silencio la compañía que este ser le ofrecía.
En la mesa estaban tres personas y hablaban exaltadas. Sus gestos eran de gran seriedad como quien quiere expresar su importancia al decir las palabras que buscaban imponer a los otros. Palabras fuertes y llenas de carga emotiva eran las que se decían.
-¡Ya son demasiados! ¡Miran lo que han hecho! - gritaba uno de ellos, que no parece un tipo agresivo es más, parece el niño bueno del grupo, lleva su ropa bien fajada y planchada y los colores que usa son más bien opacos. - Han venido a mancillar a nuestra civilización con su odio y su ignorancia. ¡Ya estuvo bueno de tolerar esas migraciones! No valoran nuestra cultura, nos hacen creer que sí, pero es una farsa para luego volarse en pedazos y llevarse cuanto cristiano puedan con ellos. Van a matarnos a todos si no reaccionamos antes... Un Hitler no suena tan mal ahora ¿Verdad?
-¿Estás hablando en serio? ¿Un Hitler no suena tan mal?- Interrumpe la mujer del grupo, una chica con ropa más viva y que disfruta de un cigarro largo y delgado. - ¡Millones de homicidios contra los doscientos de los atentados de ayer! ¿Te atreves a comparar? Los Estados europeos y los Estados Unidos ¡Símbolos de la evolución cultural! Se han llevado bajo las patas a más personas que cualquier grupo terrorista... ¡Tenemos que tener una visión sistémica! Veamos esto como el resultado de lo que hemos construido... ¿A caso crees que en Siria no se sufre igual?
-Esas son estupideces ¡Ya lo pasado pasado! ¡Son fanaticadas religiosas de seguidores de un falso profeta! ¡Ahora a controlar a estos putos, ignorantes y resentidos! -Retoma la palabra el primero.
-Yo lo que no puedo entender es que estén tan preocupados por los europeos, los gringos y los árabes si aquí mismo en México nos faltan 43 y miles más -dice el tercero mientras bebe de su cerveza - ¿Quién se acuerda de ellos? ¡Muy apurados por esos franceses y nuestros indígenas mueren cada día!
Hablaban, hablaban, hablaban, sus rostros mostraban odio, rabia, desesperación agotamiento pero no podían parar de argumentar.
El ser invisible se acerca al oído de la niña y le confianza en un susurro que no está entendiendo lo que dicen los adultos.
-Dicen, -empieza la niña volviendo su rostro hacia el espacio vacío del ser invisible -que están terriblemente asustados y que no se pueden explicar como podemos provocarnos tanto dolor unos a otros. Dicen, que el anhelo que aún brilla en sus corazones de un mundo de amor se está apagando y que el dolor los abruma...
-Gracias por la traducción querida y ojalá puedas traducirles algo a ellos de mi parte - dice el hombre invisible- diles que he estado en todo el mundo y que todos y todas expresan ese mismo dolor, miedo y anhelo, quizá si lo supieran las cosas serían más fáciles para ellos ¿Pudieras decirles?
-Lo intentaré, pero debes saber algo, sé traducir su idioma al nuestro pero es muy difícil poder traducir del nuestro al suyo.
La niña guardó silencio un momento y entonces supo qué hacer. Caminó hacia la mesa donde discutían los tres adultos se detuvo justo donde los tres podían verla, levantó su mirada y sus ojos brillaban como estrellas, los tres fueron quedándose poco a poco en silencio y entonces habló:
- Lo lamento, debe ser muy triste sentirse tan solos, tan asustados y no saber cómo expresarlo para poder ser consolados, me pasa muy seguido y lo que me ayuda es un abrazo...
Ella no dijo más, sólo esperó en silencio a ver si la traducción fue comprendida...
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