Crecí en una cultura intensamente católica. Fui alumno de escuela Marista desde primaria hasta la preparatoria. Quiero aclarar que siempre tuve una sensación de duda ante las explicaciones que me daban sobre lo milagroso de Dios (aunque hasta los 9 años creí plenamente en lo milagroso de Santa Claus) pero no tuve ningún problema en considerar a Dios como alguien que me castigaría por no ser como debo. Preocuparme por no ofender a Dios formaba de manera muy importante parte de mi guía ética en la vida y mi incapacidad para estar a la altura de las reglas de la religión era (y aun es, cuando estoy cansado) motivo de culpa y sufrimiento. Recuerdo especialmente la certeza de que aquellos que se divorciaban se iban al infierno. Tenía como 10 años cuando unos señores que yo admiraba mucho se estaba divorciando, no lo hicieron, pero recuerdo el dolor que me ocasionaba que se fueran al infierno, pero también había una duda que se sembr...
Cuentos, reflexiones y demás