Papá:
Hace años recibí una carta tuya donde lleno de sinceridad reconociste que me trataste pobremente por ser mujer. Reconociste, no falto de valentía que nunca supiste amarme porque no sabes cómo amar a las mujeres.
De entrada, sentí algo de consuelo al saber que lo reconocías y luego me embargó una profunda rabia contra ti. Tú y mi mamá me trajeron a este mundo y era tu responsabilidad poder amarme, tenías que haber aprendido a amarme en vez de a insultarme, limitarme, golpearme y rechazarme. No quería ver tu carta ni de broma y me costaba mucho, mucho trabajo poder ver a los hombres con respeto porque me empecé a volver hábil para notar que esa incapacidad de amar es más común de lo que jamás había pensado.
Me voy a atrever a contarte algo de mi historia:
Una vez un hombre venía en una bicicleta detrás de mí y me gritó, yo voltee y lo vi masturbándose en la bicicleta, él quería que yo lo viera y fue una de las cosas más asquerosas que vi, porque no fue la única. Como a los once años un tipo en bicicleta me metió la mano bajo la falda y se alejó riendo, me quedé congelada... Papá, ¡Un amigo tuyo me tocó la vagina en el auto cuando yo tenía ocho años y también a mi hermana! Mi mamá lo supo, yo creo que tú no, ella no sabía qué hacer y nos dejó solas en la tina, hacía mucho frío papá, estábamos muy solas... La primera vez que fui a un antro, yo estaba muy emocionada, me sentía grande e importante, pero, en la fila de la entrada un hombre mayor me sobaba las nalgas y la espalda con su pene erecto, había mucha gente, mi amiga que iba delante no se podía mover rápido, yo me sentía atrapada, desesperada... Papá me hubieras visto ¡Estaba llorando y gritando que me dejaran pasar! ¿Ya ves porque me enojo tanto? Pero hay más, mucho más... Una vez estabas ahí... es de las más desagradables por eso, precisamente porque estabas ahí. ¿Lo recuerdas? estaba con mis amigos en la sala y bajaste a platicar con ellos, se estaban riendo, quizá tú no, pero ellos sí frente a ti... ¿Sabes cuánto me dolió saber que se reían de las bromas que uno de ellos hacía sobre mi cuerpo? ¡Estaban riéndose de que si yo estaba muy buena y no sé qué más! Y tú estabas sin decir nada y mis amigos me dejaron con un: "No seas exagerada, ten sentido del humor...". ¿Te cuento también de los jalones que me dio mi novio porque no lo entendía?,¿de cómo mi novio se comía con los ojos a otras cuando iba conmigo?,¿de la vez que me pusieron la mano en el cuello para dejar de gritar?, ¿de la noche que me dejaron toda moreteada y golpeada por reírme con quien no era mi novio? ¡Es un milagro que tu hija esté viva! Una de esas veces bien pude haber muerto como todas esas hermanas mías y tuyas que "caminaron por donde no debían", "porque se vistieron inadecuadamente", "porque eran mujeres en tierra de hombres que no saben amar".
Sí papá agradecí tu carta, pero no podía liberarme del enojo. He llorado mucho, he gritado mucho, he caminado muy sola y muy enojada. Me he unido a grupos de otras mujeres tan enojadas como yo y he renegado de ser tu hija.
¿Sabes qué es muy frustrante? Que cuando expresaba mi enojo, siempre había hombres dispuestos a criticarme, a decirme "feminazi". "histérica", "loca", "lesbiana", "puta", etc.
En este momento se me rompe el corazón escribiéndote esto, me brotan lágrimas de dolor... Papá, sé que creciste viendo a las mujeres como objetos, he visto revistas de tus tiempos, he visto los programas que veías y la películas que disfrutabas... revisé la pornografía que seguramente viste... Papá, me imagino que mi abuelo no era un gran modelo para aprender a amar, a mi abuela siempre la tuvo bajo su yugo... A veces también veo los deportes que te gustan y los anuncios que los acompañan donde las mujeres son cervezas, carros, trofeos o molestas esposas limitando la libertad...
Papá, la razón por la que me duele que los hombres crean que soy exagerada es porque muero de ganas de poder amarlos en paz. A ti, a mis hermanos, a mis amigos, a mi pareja... Quiero aprender a amar los hombres, sí pero me la han hecho muy difícil. Quiero agradecer tu carta y reconocer en ella un gran esfuerzo de un hombre que logrado escapar a su enseñanza para poder ser fiel a su verdad, un logro de un guerrero que se animó a confesar que quiere amarme en un mundo donde el amor, es cuando menos: cursi. Pero necesito tiempo.
Papá, sé que estoy en el camino de poder amarte, pero te pido algo, algo que sé me ayudará mucho. Después de leer está carta solo dime: "No eres una exagerada, el mundo ha sido muy duro para ti y comprendo tu enojo." Y no digas nada más después ¿Pudieras hacer esto?
Gracias por leerme y espero algún día podamos abrazarnos con amor y respeto, aunque ese día aún no haya llegado.
Tu Hija
La hija mandó su carta y al poco tiempo recibió una contestación y decía: "No eres una exagerada, el mundo ha sido muy duro para ti y comprendo tu enojo."
Un pequeño paso para un hombre y un gran paso para la humanidad ¿No te parece?
CARLOS ÁVILA PIZZUTO
SI TE GUSTA COMPARTE
Puedes leer también: Carta de un Padre a su Pobre Hija y Mujeres Acosadas Hombres Perdidos
Comentarios