PAZ QUE BUSCO
CARLOS ÁVILA PIZZUTO
Exigimos paz y rechazamos la violencia. ¿Para quién exigimos paz?, ¿la violencia de quién condenamos?
Creo que se exige paz para uno y para los nuestros y condenamos la violencia de otros. Provocando que nos quedemos atrapados en un ciclo de violencia sin fin ya que todas y todos somos otras de alguien.
¿Queremos caminar en paz por la calles del mundo porque es nuestro derecho?
¿Queremos una vida libre de violencia porque es nuestro derecho?
Suena bien... Estaría bueno también que fuera mi derecho una vida sin enfermedad, una vida sin envejecer, una vida sin cansancio, una vida sin ansiedad... Pero que alguien declare eso como mi derecho, no lo vuelve una realidad.
No se puede ordenar o decretar la paz.
Entonces, resuelve el estado, se tiene que castigar a quien atente contra la paz y la violencia en contra de quien atenta contra la paz, no la condenamos.
Lo que yo veo es que queremos, mediante la violencia, hacer paz. Es lo que Johanes Galtung llama paz negativa. Habrá paz solo cuando no haya conflicto y no habrá conflicto si determinamos de antemano, quien merece la violencia y quien no la merece. Entonces hacemos leyes para que no haya tal conflicto.
Ese modelo de paz se soporta en el derecho romano. Mismo que entiende que quien atenta contra la paz es un ofensor en contra del estado. Es decir, si alguien me roba, el estado entiende eso como una ofensa contra sí, no contra mí. Y el estado buscará saldar cuentas con el agresor castigándolo, pero no necesariamente reparando mi perdida. El castigo que reciba el agresor, no busca ayudarlo a ser mejor persona, busca que le duela, que sufra y que tema para no volver a hacerlo.
Cambiemos el foco un segundo. El que me roba ha crecido en un estado de carencia lamentable. ¿Su carencia lamentable es una ofensa contra el estado o contra él? Quizá contra él un poco, pero el estado no considera que la pobreza sea una ofensa contra sí. Más bien la considera una condición del vivir en sociedad: "Siempre habrá pobres", dicen por ahí... Bueno, entonces ese chico crece pobre y oyendo a sus padres quejarse de romperse el lomo por la fortuna de un ricachón. Ciertamente no es una ofensa contra el estado que un empresario se haga millonario usando mano de obra que no sale de su situación de pobreza mediante su trabajo. El chico desarrolla odio contra el riquillo, los riquillos y el estado (Muchos no entienden ¿por qué?).
Bueno el chico me ve muy campante con un reloj y un teléfono caros y me los roba. Si el estado lo detiene, lo hará pagar por su ofensa. Pero él se ve a sí mismo como el ofendido ¡Maldito estado que protege riquillos y a mi me castiga!
El chico no sabe que yo he trabajo mucho y me he desgastado horrores por mi reloj y mi teléfono, que aun los debo y que me sirven para no padecer el Bullying de mis pares, que piensan que si no tengo un reloj así y un teléfono así, soy un perdedor. Y él no lo sabrá porque al estado le interesa poco mi caso. En el juicio, el chico tratará de defenderse, pero yo no podré expresarle mi frustración. Para el estado debe ser suficiente satisfacción para mí que el chico pague su deuda con el estado ya que soy parte de él. Pero no me siento satisfecho.
El chico vive su castigo como una injustica; en la prisión se asocia con otros que se sienten igual y buscan venganza contra el estado y los que formamos parte de él. Los psicólogos, los religiosos y los aventurados que entran en las prisiones a "ayudar" a los presos, buscan que ellos entiendan que deben someterse a la ley y que haber crecido en carencia no es pretexto. Pero nadie busca remediar la carencia de fondo.
Yo no recupero mi reloj, ni mi teléfono. Yo no me siento seguro.
Él sale furioso y herido.
Yo exijo paz. Él se ríe de mi exigencia.
Yo vuelvo a trabajar de más para volver a tener esos objetos que me salven del "Bullying". A veces, esos objetos son fabricados por empresas que hacen a muchos riquillos y utilizan mano de obra de personas que por más "que le chingan" no salen de la pobreza. Él estado no se ofende de que yo compre esas cosas para cuidarme del maltrato, lo entiende y no quiere castigarme. Incluso le ha quitado impuestos adicionales que tenían antes los productos de lujo y aseguran que se necesita que alguien compre cosas innecesarias para que crezca la economía.
La paz negativa, pareciera, es aliada de ciertas estructuras privilegiadas. Tolera esclavitudes, tolera abusos sexuales, tolera abusos laborales, tolera contaminación, tolera violencias de género, tolera universidades que venden títulos por dinero en vez de vender conocimiento y capacidad y no tolera a los pobres revoltosos, a la viejas maniacas quejumbrosas, a los estudiantes huevones que se quejan de una mala educación, a los periodistas que denuncian esos abusos, etc.
Pero los "privilegiados", no lo son tanto.
Miedo al secuestro, miedo al robo, miedo a la venganza, vivir encerrados detrás de muros, desprecio... Además viven en el mismo mundo que contaminan, ponen en riesgo el planeta de sus propios hijos, transmiten adicciones a sus familias, se vuelven adictos a productos, a cirugías, a cosméticos, a juguetes. Cambian su sueño, salud y dignidad por cosas para que nadie los "bullyie..."
¡Vaya negocio en el que todos pierden!
Los villanos de la historia pagan altos precios y las victimas de la historia se vuelven terribles villanos.
A veces los grupos que buscan paz y justicia intentan lograrla sin salir del sistema de la paz negativa promoviendo miedo, vergüenza y culpas. Y así es como sin notarlo fracasan... No hay manera de logar la paz mediante la violencia.
Creo urgente que las personas sabias que reconocen que hay algo malo en el mundo, se tomen el tiempo de aprender a hacer una paz positiva, esa que se fundamenta en la noviolencia, en la construcción de posibilidades de bienestar para todas en vez de en venganzas.
Pasa que grupos ambientalistas, animalistas, feministas, de cambio social, etc. que creo que son nuestra máxima esperanza, se ahorcan a sí mismo haciéndose de enemigos, actuando como si su causa fuera una guerra contra los humanos que no la comparten. Por ejemplo, cuando un animalista dice que los perros son mejores que las personas, logra que muchas personas sientan lo que sintió el chico que robó el reloj y la cartera, es decir, se sentirán que son tratados con injusticia y buscarán venganza.
El epicentro del problema es que colocan su causa en el enemigo y no en la causa misma. Esas persona animalistas pueden hacer más, centrándose en los animales y en quienes los aman, que centrándose en quienes no aman a los animales. Entiendo que es muy tentador querer lastimar a quien nos lastimó y queremos provocar dolor a quienes torturan animales, por ejemplo, pero en ese momento ya no estamos viendo el bienestar de los animales sino el malestar propio. Ese ejemplo se aplica a ambientalistas que ofenden a quienes usan su carro de más; o a las feministas que ofenden a quienes actúan conductas machistas.
Las acciones noviolentas no pretenden ser pasivas, sino mantener la atención puesta en la necesidad y en el objetivo, en vez de desviarla hacia los enemigos. Hay formas de promover cambios sin chantaje y maltrato y por lo que visto en 15 años de trabajar en resolución pacífica de conflictos, pienso que son más eficientes.
No le niego a nadie el derecho a ser violento, lo tiene, hemos vivido mucha injusticia. No quiero decir que la violencia sea "mala". Quiero decir que hace que perdamos foco.
Yo quiero paz, no la exijo. La busco encontrándole beneficios palpables a quienes la usan como camino; y que quizá desde esos beneficios, quieras aprender sobre armas de paz, como has aprendido armas de guerra.
La paz que quiero es la que emergerá de un mundo donde la justicia y el bienestar nos alcance a todas(os) y no la que viene de aguantarse el vivir mal.
CARLOS ÁVILA PIZZUTO
Exigimos paz y rechazamos la violencia. ¿Para quién exigimos paz?, ¿la violencia de quién condenamos?
Creo que se exige paz para uno y para los nuestros y condenamos la violencia de otros. Provocando que nos quedemos atrapados en un ciclo de violencia sin fin ya que todas y todos somos otras de alguien.
¿Queremos caminar en paz por la calles del mundo porque es nuestro derecho?
¿Queremos una vida libre de violencia porque es nuestro derecho?
Suena bien... Estaría bueno también que fuera mi derecho una vida sin enfermedad, una vida sin envejecer, una vida sin cansancio, una vida sin ansiedad... Pero que alguien declare eso como mi derecho, no lo vuelve una realidad.
No se puede ordenar o decretar la paz.
Entonces, resuelve el estado, se tiene que castigar a quien atente contra la paz y la violencia en contra de quien atenta contra la paz, no la condenamos.
Lo que yo veo es que queremos, mediante la violencia, hacer paz. Es lo que Johanes Galtung llama paz negativa. Habrá paz solo cuando no haya conflicto y no habrá conflicto si determinamos de antemano, quien merece la violencia y quien no la merece. Entonces hacemos leyes para que no haya tal conflicto.
Ese modelo de paz se soporta en el derecho romano. Mismo que entiende que quien atenta contra la paz es un ofensor en contra del estado. Es decir, si alguien me roba, el estado entiende eso como una ofensa contra sí, no contra mí. Y el estado buscará saldar cuentas con el agresor castigándolo, pero no necesariamente reparando mi perdida. El castigo que reciba el agresor, no busca ayudarlo a ser mejor persona, busca que le duela, que sufra y que tema para no volver a hacerlo.
Cambiemos el foco un segundo. El que me roba ha crecido en un estado de carencia lamentable. ¿Su carencia lamentable es una ofensa contra el estado o contra él? Quizá contra él un poco, pero el estado no considera que la pobreza sea una ofensa contra sí. Más bien la considera una condición del vivir en sociedad: "Siempre habrá pobres", dicen por ahí... Bueno, entonces ese chico crece pobre y oyendo a sus padres quejarse de romperse el lomo por la fortuna de un ricachón. Ciertamente no es una ofensa contra el estado que un empresario se haga millonario usando mano de obra que no sale de su situación de pobreza mediante su trabajo. El chico desarrolla odio contra el riquillo, los riquillos y el estado (Muchos no entienden ¿por qué?).
Bueno el chico me ve muy campante con un reloj y un teléfono caros y me los roba. Si el estado lo detiene, lo hará pagar por su ofensa. Pero él se ve a sí mismo como el ofendido ¡Maldito estado que protege riquillos y a mi me castiga!
El chico no sabe que yo he trabajo mucho y me he desgastado horrores por mi reloj y mi teléfono, que aun los debo y que me sirven para no padecer el Bullying de mis pares, que piensan que si no tengo un reloj así y un teléfono así, soy un perdedor. Y él no lo sabrá porque al estado le interesa poco mi caso. En el juicio, el chico tratará de defenderse, pero yo no podré expresarle mi frustración. Para el estado debe ser suficiente satisfacción para mí que el chico pague su deuda con el estado ya que soy parte de él. Pero no me siento satisfecho.
El chico vive su castigo como una injustica; en la prisión se asocia con otros que se sienten igual y buscan venganza contra el estado y los que formamos parte de él. Los psicólogos, los religiosos y los aventurados que entran en las prisiones a "ayudar" a los presos, buscan que ellos entiendan que deben someterse a la ley y que haber crecido en carencia no es pretexto. Pero nadie busca remediar la carencia de fondo.
Yo no recupero mi reloj, ni mi teléfono. Yo no me siento seguro.
Él sale furioso y herido.
Yo exijo paz. Él se ríe de mi exigencia.
Yo vuelvo a trabajar de más para volver a tener esos objetos que me salven del "Bullying". A veces, esos objetos son fabricados por empresas que hacen a muchos riquillos y utilizan mano de obra de personas que por más "que le chingan" no salen de la pobreza. Él estado no se ofende de que yo compre esas cosas para cuidarme del maltrato, lo entiende y no quiere castigarme. Incluso le ha quitado impuestos adicionales que tenían antes los productos de lujo y aseguran que se necesita que alguien compre cosas innecesarias para que crezca la economía.
La paz negativa, pareciera, es aliada de ciertas estructuras privilegiadas. Tolera esclavitudes, tolera abusos sexuales, tolera abusos laborales, tolera contaminación, tolera violencias de género, tolera universidades que venden títulos por dinero en vez de vender conocimiento y capacidad y no tolera a los pobres revoltosos, a la viejas maniacas quejumbrosas, a los estudiantes huevones que se quejan de una mala educación, a los periodistas que denuncian esos abusos, etc.
Pero los "privilegiados", no lo son tanto.
Miedo al secuestro, miedo al robo, miedo a la venganza, vivir encerrados detrás de muros, desprecio... Además viven en el mismo mundo que contaminan, ponen en riesgo el planeta de sus propios hijos, transmiten adicciones a sus familias, se vuelven adictos a productos, a cirugías, a cosméticos, a juguetes. Cambian su sueño, salud y dignidad por cosas para que nadie los "bullyie..."
¡Vaya negocio en el que todos pierden!
Los villanos de la historia pagan altos precios y las victimas de la historia se vuelven terribles villanos.
A veces los grupos que buscan paz y justicia intentan lograrla sin salir del sistema de la paz negativa promoviendo miedo, vergüenza y culpas. Y así es como sin notarlo fracasan... No hay manera de logar la paz mediante la violencia.
Creo urgente que las personas sabias que reconocen que hay algo malo en el mundo, se tomen el tiempo de aprender a hacer una paz positiva, esa que se fundamenta en la noviolencia, en la construcción de posibilidades de bienestar para todas en vez de en venganzas.
Pasa que grupos ambientalistas, animalistas, feministas, de cambio social, etc. que creo que son nuestra máxima esperanza, se ahorcan a sí mismo haciéndose de enemigos, actuando como si su causa fuera una guerra contra los humanos que no la comparten. Por ejemplo, cuando un animalista dice que los perros son mejores que las personas, logra que muchas personas sientan lo que sintió el chico que robó el reloj y la cartera, es decir, se sentirán que son tratados con injusticia y buscarán venganza.
El epicentro del problema es que colocan su causa en el enemigo y no en la causa misma. Esas persona animalistas pueden hacer más, centrándose en los animales y en quienes los aman, que centrándose en quienes no aman a los animales. Entiendo que es muy tentador querer lastimar a quien nos lastimó y queremos provocar dolor a quienes torturan animales, por ejemplo, pero en ese momento ya no estamos viendo el bienestar de los animales sino el malestar propio. Ese ejemplo se aplica a ambientalistas que ofenden a quienes usan su carro de más; o a las feministas que ofenden a quienes actúan conductas machistas.
Las acciones noviolentas no pretenden ser pasivas, sino mantener la atención puesta en la necesidad y en el objetivo, en vez de desviarla hacia los enemigos. Hay formas de promover cambios sin chantaje y maltrato y por lo que visto en 15 años de trabajar en resolución pacífica de conflictos, pienso que son más eficientes.
No le niego a nadie el derecho a ser violento, lo tiene, hemos vivido mucha injusticia. No quiero decir que la violencia sea "mala". Quiero decir que hace que perdamos foco.
Yo quiero paz, no la exijo. La busco encontrándole beneficios palpables a quienes la usan como camino; y que quizá desde esos beneficios, quieras aprender sobre armas de paz, como has aprendido armas de guerra.
La paz que quiero es la que emergerá de un mundo donde la justicia y el bienestar nos alcance a todas(os) y no la que viene de aguantarse el vivir mal.
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