¡Ana
Sálvame! Comprendiendo la Anorexia
Trabajos citados
Carlos Ávila
Pizzuto
Quiero empezar
compartiendo testimonios y haciéndoles comentarios:
“Empezaba a sentir
sueño y que mi vecina empieza a invadir parte de mi asiento… Una gorda junto a
una mega gorda que no caben en sus asientos. Patético. Me da cosa sentir el
calor de su cuerpo grasoso pegado al mío… Lo bueno es que ella me hacía sentir
más delgada”.
A esta cita tomada de una Blog “Pro Ana y Pro Mia” (que defienden su
gustopor ser anoréxicos y bulímicos) encuentro una exigencia muy específica:
“¡No estorbes!¡No ocupes más espacio del que te toca!” ¿De quién serán estas
voces?
“Me hice la lipoescultura y es lo mas
traumante que pueda existir, tengo dias pareciendo una vaca de lo inflamada que
estoy, siento dolor todo el tiempo, como si miles de cuchillos me atravezaran
la piel, no puedo hacer nada, ni hacer el amor!! todo el dia estoy en casa por
verguenza que vean lo inflamada que estoy...”
“Hoy me
ofrecieron un empleo muy retador y sin tanta presion, una gran compañìa, no
tendrìa horarios, simplemente mi trabajo serìa hacerla crecer, ver planes de
venta y lo mejor tendria muy buenos honoraios. Creo que es lo que necesito para
no caer en una depresion y a la vez no descuidaria a mi esposo, ni mi cuerpo ya
que necesito tener tiempo para seguir yendo al gym y ahora mas que nunca...”
Estas citas son entradas de otro Blog,
este, también “PRO ANA”, es una serie de narraciones de una chica en su lucha
por triunfar y verse cada vez mejor.
Nuevas exigencias: “Sólo es bella la mujer delgada”, “no puedes dejarte
vencer por tus emociones”, “debes ganar dinero y ser exitosa”, “no debes
descuidar a tu esposo”. ¿De quién son esas voces?
“Empieza el miércoles, como siempre rodando, se
decidió en la junta ir a cenar cerca
porque llovió horrible y es peligroso en la moto, vamos hacia los tacos,
entonces huelo la carne y no me puedo resistir, soy fuerte y empiezo a mascar
chicles, entonces veo a mis amigos y amigas comiendo tacos de grasa, veo sus
cuerpos gordos y
voluminosos, me empieza a dar asco la carne aunque el olor me mata, tomo agua
para llenar mi estomago, y mis amigos comienzan a hacer bromas sobre mi panza y
mi asquerosa gordura, definitivo no voy a comer ni un pedazo de carne, voy a
ser fuerte, entonces nos vamos, dejo a mi amiga en casa, y me voy a la mía,
otra vez con insomnio me puse a visitar foros ANA MIA necesito motivación,
recomiendan un thinspiration, elegí a Valentino Rossi, quiero ese cuerpo y
mover la moto como él lo hace, lo veo y pienso que mi esfuerzo va tener
resultados, leo que no comer absolutamente nada
puede atrofiar tu organismo entonces decido comer algo de proteínas para que mi
cuerpo lo procese así que tomo una pequeña muy pequeña porción de pechuga de
pollo cocido y la comí, como disfruté ese alimento del día de hoy sin querer
agregue a una chava que puso su mail en un foro español PRO ANA MIA, sigo
escuchando la radio por internet o lo que queda de ella, duermo…”
En este Blog una chica con sobrepeso narra
su camino a la delgadez. Ella pasa de esta entrada a otra entrada donde
describe el ayuno al que se someterá por 20 días y en el que “logra” perder 15
kilos “sin daño aparente”. Reviso las exigencias: “Debes controlar tu cuerpo”,
“debes ser fuerte y dominar tus impulsos”, “es asqueroso verte como te ves
¡Cámbiate por otra!” ¿De quién son esas voces?
¿De qué me habla la existencia de los Blogs
Pro Ana y Pro Mia? ¿De qué habla que se llamen a los miembros de estos grupos
princesas y príncipes? ¿De qué habla que los miembros sean casi todas mujeres?
Estas preguntas son reflexiones mías que no sé dar respuesta pero sí quiero
comentar más.
Creo que los grupos “Pro Ana y Pro Mia”
surgen de la desilusión de estas personas que esperaban que si acataban todas
las exigencias de su entorno entonces sería amada. “Ya controlo mi cuerpo”, “yo
me exijo ser responsable y exitoso”, “yo controlo mi sexualidad”, “yo no abuso
de los recursos”, “ya no ocupo tanto espacio”, “Yo me obligo a mi misma o a mi
mismo a ser como se espera de mi que sea”.
Dice Michael Withe que algunas mujeres
adoptan las exigencias de su cultura como propias. La cultura considera
“Valores” con v mayúscula cosas tales como: “control, disciplina, delgadez,
autodominio, manejo emocional, esfuerzo, éxito, etc.” Y para no pasar por la
vergüenza de no ser lo que el mundo espera, ellas y ellos se someten a las
expectativas por su propia mano y se someten a su propia supervisión. Como si hubiera
algo de libertad en la ideas de “Yo me someto para que no me sometan”. (Withe, 2002)
Para los que estamos en el mundo de la ayuda,
nos podría ayudar entender que la anorexia no es algo con lo que vienen de
origen las personas que la viven, si no que es algo que se ha ido imponiendo de
afuera como condición para la aceptación. Si como orientadores las y los
acusamos de debilidad, banalidad, superficialidad, baja autoestima, etc. Lo que
hacemos es incorporar nuevas exigencias.
Ayuda más ponerle cara a la anorexia: si
“Ana” dice “te ves asquerosa” yo le preguntaría “¿Recuerdas un evento en tu
historia en que esa frase de Ana la hayas escuchado en otra persona? ¿Qué
personas refuerzan esta frase de Ana? ¿Qué querían esas personas? ¿Hay personas
que no exijan esto de ti?
Quiero, como ayudador, comprender porque
“Ana” es tan valiosa como voz interna y luego quiero acercarme a que
consideremos si vale la pena darle tanto poder a esa voz que se ha construido en
expectativas de otros.
Cuando Juan le exige a Mari que cambie su
cuerpo para ser aceptada. Debemos recordar que Juan no ha vivido en el cuerpo
de Mari y por lo tanto no puede saber el impacto que su exigencia tendrá.
Ayudadores no nos volvamos otras veces de exigencia en la mente de quienes
decimos ayudar. Recuerda que “Ana” es para ellos y ellas un recurso que les
puede ayudar a recuperar su dignidad de príncipes y princesas.
“Ser princesa no es fácil, si no vas a
respetar a ‘Ana’ y a ‘Mia’, mis aliadas en la lucha por serlo, te invito que
salgas de esta página de inmediato”. (Tomado de un Blog Pro Mia)
Trabajos citados
Withe, M.
(2002). Reescribir la Vida Entrevistas y Ensayos. Barcelona: Gedisa.
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